Abandono de las esculturas contemporáneas de la Cartuja

3 Sep

Por Vita Lirola (Diario de Sevilla)

Muchas de las obras que realizaron primeras figuras del arte actual para la Expo 92 se encuentran en un pésimo estado de conservación
sevilla. Casi tres lustros después de la celebración de la Expo 92, el importante patrimonio escultórico que la muestra universal dejó en la isla de la Cartuja sigue estando amenazado.
Es cierto que ya se están tomando algunas iniciativas como la reciente restauración de la obra de Barbara Weil que perteneció al desmantelado pabellón de EEUU, que ha sido posible gracias a un amplio proyecto sufragado por la Gerencia de Urbanismo y dirigido por Carlos Núñez Guerrero y Pilar Soler, quienes han contado con la colaboración del restaurador del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) José Carlos Roldán. Sin embargo, según Núñez Roldán, todavía queda mucho por hacer y denuncia el estado en el que se encuentran algunas de las piezas hechas para la Expo.
En efecto, a la destrucción de la torre-mirador que Jeff Koons hizo construir junto al Lago de España se une el «mal estado» de la fuente que Matt Mullican proyectó en la avenida Marie Curie y que actualmente se encuentra rodeada de terrazas de verano.
El mural que Roberto Matta, Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1992, pintó junto al Puente de la Barqueta está «destrozado», se lamenta el restaurador, que alerta también del abandono de la fuente de José Soto en Puerta Triana.
Mejor se conservan las esculturas de Berrocal, de Eduardo Arroyo y de Francisco Guzmán, así como la fuente de Iilya Kabakov.
De lo que no se tiene noticia, porque esa zona de la isla de la Cartuja está cerrada al público, es del estado en el que se conserva el conjunto escultórico que se realizó para los llamados Jardines del Guadalquivir y que está compuesto por las piezas Sin Título, de Per Kirbeky (Dinamarca); Fonte dei passeri, de Ettore Spalletti (Italia); No Ma Dejado, de la reputadísima escultora Eva Lootz (Austria); y Hombre de camisa blanca y pantalón negro, de Stephan Balkenhol (Alemania).
Debido al valor de todas estas obras, Núñez Guerrero cuestiona que no existan «proyectos de rehabilitación» para estas piezas, cuya titularidad, explica, se reparte entre la sociedad estatal Agesa, el Ayuntamiento de Sevilla y los promotores de Puerto Triana.
Restaurarlas y darlas a conocer supondría, a su juicio, el comienzo para un «museo al aire libre» de esculturas en la isla de la Cartuja que ha dado ya sus primeros pasos con el arreglo de las piezas de la pradera del Centro de Arte Contemporáneo.

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